viernes, 14 de septiembre de 2012

Primera publicación


Límites “borroneados”. 

Y sí… los límites se han borroneado (para no decir que se han borrado, desvanecido, diluido, corrido, modificado, etc, etc).  Y en esta ocasión no me estoy refiriendo exclusivamente a los límites en la disciplina sino en otro tipo de límites.  Los límites del tiempo, de los roles, de las actividades. Cuando Silvia en el foro de debate “PARA EL NOVATO ES DIFICIL” menciona que en muchas ocasiones se encuentra con que son los alumnos los que le explican a ella que es “tunear” una máquina, etc se pones en evidencia esos límites desdibujados.  ¿Digo esto en forma negativa?, para nada, en este caso esa dilución de los límites en sumamente enriquecedora para  los involucrados.  Los límites y los roles se van desvaneciendo.  Los límites del tiempo, los límites en los roles, los límites en las actividades.   En el caso de Silvia, que cambio su rol de educador y tomo el rol de educando cuando aprendió que era “tunear” una máquina.  Muchas veces ese “alumno” que le explica al docente el uso de una herramienta informática que el “docente” no sabía usar también puede recibir una retroalimentación cuando el “docente” encuentra en esa herramienta un uso “nuevo”.  Un ejemplo:  Todos nos hallamos en este curso para aprender a utilizar twitter como herramienta en el aprendizaje.  El día de mañana podremos transmitirle esta utilidad a nuestros alumnos que por el momento utilizan este entorno para “seguir” a algún famoso o a algún amigo.   En este caso  el ejemplo es lineal en una sola dirección:  desde los docentes del curso, hacia nosotros y luego desde nosotros a nuestros alumnos.  Pero tranquilamente podría ser el caso que el conocimiento se transmita desde nuestros alumnos a nosotros y desde nosotros hacia nuestros alumnos con algún “upgrade”, con algún uso “2.0”.   Esto seguro no ocurría en el tiempo que mi madre concurría al colegio donde el conocimiento se transmitía en UNA SOLA DIRECCIÓN y ¡“guay” con el que se le ocurriera cuestionarlo!.   Lo mismo ocurre con el tiempo.  El límite de tiempo entre la “hora” de clase se desvanece al penetrar estas otras herramientas que desdibujan el “espacio” acotado que era “esa”  hora de clase.    También se desdibuja el  límite del tiempo cuando uno se encuentra un fin de semana comiendo un asado y contestando un mail laboral, una consulta de un alumno o mirando las últimas fotos que “subió” un conocido.    ¡¡Puedo estar “aca” y “allá” al mismo tiempo!! (¿puedo?, realmente ¿puedo?).  El tiempo “privado” (¿familiar?, ¿personal?) y el tiempo “público o social” (¿laboral?) se enciman, se “pisotean”.    Ha cambiado la forma de relacionarnos, de conectarnos.  Es evidente la increíble ventaja que presenta esta forma de conexión con aquellos de los que nos encontramos lejos o cuando nos hallamos en medio de una lista de comentarios sobre alguna situación en los que participa gente de distintos lugares del mundo que son amigos de nuestros amigos (casi no tenemos idea de quienes son pero interactuamos con ellos).  Se borronearon los límites geográficos.  Se puede conocer al bebe de un amigo a minutos de haber nacido aunque se encuentren en un centro médico de Londres.  

Y mientras escribo esto, un bicho bolita camina por la tierra de la maceta que tengo al lado.  Ajeno al mundo virtual. Camina de un lado al otro encontrándose una y otra vez con el límite, el límite de la maceta.