domingo, 30 de septiembre de 2012
miércoles, 26 de septiembre de 2012
viernes, 14 de septiembre de 2012
Primera publicación
Límites
“borroneados”.
Y sí… los límites se han
borroneado (para no decir que se han borrado, desvanecido, diluido, corrido,
modificado, etc, etc). Y en esta ocasión
no me estoy refiriendo exclusivamente a los límites en la disciplina sino en
otro tipo de límites. Los límites del
tiempo, de los roles, de las actividades. Cuando Silvia en el foro de debate
“PARA EL NOVATO ES DIFICIL” menciona que en muchas ocasiones se encuentra con
que son los alumnos los que le explican a ella que es “tunear” una máquina, etc
se pones en evidencia esos límites desdibujados. ¿Digo esto en forma negativa?, para nada, en
este caso esa dilución de los límites en sumamente enriquecedora para los involucrados. Los límites y los roles se van
desvaneciendo. Los límites del tiempo,
los límites en los roles, los límites en las actividades. En el caso de Silvia, que cambio su rol de
educador y tomo el rol de educando cuando aprendió que era “tunear” una
máquina. Muchas veces ese “alumno” que
le explica al docente el uso de una herramienta informática que el “docente” no
sabía usar también puede recibir una retroalimentación cuando el “docente” encuentra
en esa herramienta un uso “nuevo”. Un
ejemplo: Todos nos hallamos en este
curso para aprender a utilizar twitter como herramienta en el aprendizaje. El día de mañana podremos transmitirle esta
utilidad a nuestros alumnos que por el momento utilizan este entorno para
“seguir” a algún famoso o a algún amigo.
En este caso el ejemplo es lineal
en una sola dirección: desde los
docentes del curso, hacia nosotros y luego desde nosotros a nuestros
alumnos. Pero tranquilamente podría ser
el caso que el conocimiento se transmita desde nuestros alumnos a nosotros y
desde nosotros hacia nuestros alumnos con algún “upgrade”, con algún uso “2.0” . Esto seguro no ocurría en el tiempo que mi
madre concurría al colegio donde el conocimiento se transmitía en UNA SOLA
DIRECCIÓN y ¡“guay” con el que se le ocurriera cuestionarlo!. Lo mismo ocurre con el tiempo. El límite de tiempo entre la “hora” de clase
se desvanece al penetrar estas otras herramientas que desdibujan el “espacio” acotado
que era “esa” hora de clase. También se desdibuja el límite del tiempo cuando uno se encuentra un
fin de semana comiendo un asado y contestando un mail laboral, una consulta de
un alumno o mirando las últimas fotos que “subió” un conocido. ¡¡Puedo
estar “aca” y “allá” al mismo tiempo!! (¿puedo?, realmente ¿puedo?). El tiempo “privado” (¿familiar?, ¿personal?) y
el tiempo “público o social” (¿laboral?) se enciman, se “pisotean”. Ha cambiado la forma de relacionarnos, de
conectarnos. Es evidente la increíble
ventaja que presenta esta forma de conexión con aquellos de los que nos
encontramos lejos o cuando nos hallamos en medio de una lista de comentarios sobre
alguna situación en los que participa gente de distintos lugares del mundo que
son amigos de nuestros amigos (casi no tenemos idea de quienes son pero
interactuamos con ellos). Se borronearon
los límites geográficos. Se puede
conocer al bebe de un amigo a minutos de haber nacido aunque se encuentren en
un centro médico de Londres.
Y mientras escribo esto, un bicho
bolita camina por la tierra de la maceta que tengo al lado. Ajeno al mundo virtual. Camina de un lado al
otro encontrándose una y otra vez con el límite, el límite de la maceta.
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